Sería difícil poder expresar, con datos objetivos, cómo aquel simple entretenimiento se convirtió en algo adictivo; en una especie de compañía invisible que llenaba los días y poco a poco, fue comiendo terreno a las noches.
Las reacciones a sus estados dieron pie a la tímida conversación. Luego vinieron las recomendaciones, las pelis, los libros, los poemas. Y aquel corazón que se creía saciado, fue redescubriendo cosas que ya pensaba olvidadas, y a las que se negó el derecho cuando asumió, injustamente, que la pareja se tiene, pero que el enamoramiento se encuentra, y casi siempre es por accidente.