Balance.
Creo que cada vez más, he ido abandonando esa idea pueril de que un año haya sido bueno o malo. Generalizar a lo largo de 365 días donde ocurren tantas cosas, me resulta de un absurdo supremo.
Lo cierto es que a veces, acontecimientos excesivamente tristes o en su contra, centelleantemente alegres, tiñen de una estela condicionada al resto de los meses, que vivirán bajo la sombra de la eventualidad causada.
2022 ha sido.
Me han pasado cosas bastante hermosas en este año, que me han recordado la magia de seguir viva en esta aventura. Reencuentros, motivaciones creativas, descubrimientos y reconocimientos.
Con dulce sabor, feliz entrada a este nuevo 2023.