Cualquier tiempo pasado.
En la Universidad todo costaba menos. Desde hacer nuevos amigos, hasta que te sucedieran cosas emocionantes sin planearlo, o poder coger un avión sin morir desangrada en el intento.
Costaba menos ser medio feliz, porque el mundo era más sencillo cuando estudiar era el centro de todo. Pasear por Granada aliviaba el alma y daba sentido a una vida a medio hacer.
Recuerdo tardes lluviosas de subida a la Alhambra, en busca de una exposición a la que daba igual acudir sin siesta alguna. El descanso por aquel entonces, era lo de menos.
Pero creo poco justo caer en el tópico de que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor. Es poco probable que me cambiase por la que era en aquellos tiempos, sabiendo lo que sé a día de hoy y habiendo recorrido tanto camino en la vida y viajado por medio mundo.