¿Cómo se lucha contra aquello que no depende de nosotros?
Que tu pareja se enamore de otra, que no obtengas reconocimiento en el trabajo pese a tus esfuerzos, que los vecinos ruidosos no te dejen dormir por la noche, que la familia envejezca, la enfermedad, el paso del tiempo, los amigos que ya no ves…
Se acumulan todos ellos en una mochila que últimamente, pesa más de lo normal e impide, en cierta manera, un natural avance hacia aquello en lo que creías firmemente hace unos años: la felicidad.
Hastío de una vida que sigue sin esperar a nadie.
A veces siento que necesito parar, pero más de lo estandarizado en unas vacaciones “prefabricadas”.
Otras, dudo de si realmente es el trabajo el que dignifica al hombre ayudándolo a pensar menos de lo normal.
Y al final, la verdad es que sigo, tirando de la mochila y en ocasiones, aligerando la carga por el camino porque algún acto divino decide echarme una mano.
La vida pesa.
Creo que sufrimos menos desde la aceptación de lo que es. Lo que no depende de nosotras, lo aceptamos. Y lo que sí depende, pues lo enfrentamos.
La vida es cambio constante, ya lo dijo Buda, el dolor es inevitable, el sufrimiento no.
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