Imagino que es normal. Que me resulte extraño todavía, casi después de 4 años, mirar una foto tuya en la que clavas los ojos en un objetivo donde nunca más saldré a tu lado. Que me pregunte acerca de qué pasa por tu mente en ese preciso momento; intuyendo que lo que transmite esa mirada dista lejos de lo que fue, en un tiempo no muy lejano, la felicidad.
Hay noches en las que hace frío de pasado, sí.